Sin saber la última razón de los dioses, Amaliwak debe preparar una gigantesca embarcación en la que albergará a su familia y una pareja de los animales que habitan la tierra. Como ya recordará el lector, comienza entonces a caer una “lluvia de cólera de Dioses”, la llama Carpentier, que azota la tierra por un tiempo que el sabio Amaliwak es incapaz de medir. Por Leonardo Padura Fuentes.
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Arca de Noé: Fabricio Van Den Broeck.
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